Políticamente hablando, es un momento extremadamente turbulento, en especial para alguien como Shirin, una adolescente musulmana de dieciséis años que está cansada de ser estereotipada.
A Shirin no le sorprende lo horrible que puede ser la gente. Está cansada de las miradas groseras y los comentarios denigrantes —incluso de la violencia física— que sufre como consecuencia de su raza, su religión y la hiyab que viste todos los días. Por lo tanto, construyó sus paredes protectoras y se rehúsa a dejar que alguien se acerque lo suficiente como para lastimarla. En lugar de eso, ahoga sus frustraciones en la música y pasa sus tardes bailando break con su hermano.
Pero entonces conoce a Ocean James. Es la primera persona en una eternidad que parece querer conocerla realmente. Eso la aterra —parecen venir de dos mundos irreconciliables— y Shirin tuvo su guardia alta durante tanto tiempo que no está segura de si alguna vez podrá ser capaz de bajarla.
